Gonzalo Endara Crow es uno de los artistas ecuatorianos más notables. Su estilo ha sido definido como una suerte de realismo mágico representado gráficamente mediante globos de colores, trenes voladores, huevos y campanas gigantes, aves violetas, caballos azules y el infaltable paisaje andino de fondo.
Aunque la crítica dice que su obra es una representación de la cultura andina y su gente, yo considero a su arte repetitivo y hasta un punto insípido.
Pienso que Endara Crow puede llegar a ser kitsch por dos razones primordiales: la monotonía que me inspiran sus cuadros, como el poco afán intelectual que provocan y el tan sonado caso de propiedad intelectual y derechos de autor que tuvo con sus propios talleristas.
En primer lugar, he adjuntado dos cuadros del pintor, una es su más reconocida obra y la otra aquella que le causó dichos problemas legales. ¿Bastante parecidas, verdad? Los elementos que Endara Crow utiliza son prácticamente los mismos en cada cuadro, nunca se lo vio salir de su "confort zone". Creo que a su arte le falta ser un poco más arriesgado y emprendedor. Como observadora de sus pinturas, estas no me producen nada más que gratificación emocional al pensar "¡que lindos los trenes!", crítica que un niño podría hacer. Pienso que aquí cae aquello que Walter Benjamin estipula en su "La obra de arte en la época de su reproductibilidad técnica”, cuando menciona que los proletarios aprecian una obra por su condición estética más que por lo que esta representa, reseña histórica, contextualización, hasta emociones del propio artista. La creatividad de Endara Crow es tan uniforme y aburrida que no me inspira esfuerzo intelectual.
Cuando Endara Crow era un nombre de gran popularidad, surgió curiosamente la protesta y reclamo de sus talleristas, la mayoría indígenas, que manifestaban que el pintor estaba plagiando sus ideas. No digo si tal acusación sea falaz o si sea cierta. El punto que quiero hacer notar es ¿ por qué los propios talleristas fieles al maestro expresaban su descontento de tal forma? Y, adicionalmente, cabe recalcar la intervención del pintor Oswaldo Guayasamín en el proceso judicial, al encargarse de todos los expensos judiciales de los demandantes. Digo, debe tener algún motivo trascendente. Lo dejo a su criterio